Mazda ganó la guerra de la innovación tecnológica frente a otras muchas marcas que no pudieron afrontar los retos que suponía diseñar y construir no sólo un motor rotativo, sino un motor económico, ligero… Funcional y rentable, en pocas palabras.
El Familia Rotary Coupe, el Savanna, el RX-7, el Eunos Cosmo, entre muchísimos otros modelos hicieron que este tipo de motorización dejase de ser excepecional. Poco a poco, aunque desde el principio de la producción, el motor rotativo comenzó a despuntar en la competición hasta hacerse con más de 100 victorias internacionales.
El motor de Mazda se convirtió en el primer constructor japonés en vencer en las 24 Horas de Le Mans (que por cierto, en escasos 15 días se celebra la edición de 2007). Era el Mazda 787B, un prodigio de la técnica que logró una victoria en una de las pruebas más exigentes del mundo.
En los 90 aparecieron los RX, primero el RX-7 (si no contamos el Savanna RX-7 del 87), y en 2003 el RX-8, el primero de la saga Renesis Rotary Engine, todavía más compacto, potente y medioambientalmente correcto que sus predecesores.
No sólo eso, sino que desde los primeros 90 Mazda está trabajando en el motor rotativo de hidrógeno, en concreto la investigación comienza en 1991. Quince años después, en 2006, el primer coche de hidrógeno con motor rotativo salió a la venta, el Mazda RX-8 Hydrogen RE.

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